miércoles, 29 de abril de 2009

EL SECRETO DE LA HOJA DE CASTAÑO



BASAJAUN Y EL SECRETO DE LA HOJA DE CASTAÑO
Según la leyenda vasca, fue la hoja del castaño, la que sirvió a la humanidad de modelo para la fabricación de la sierra. Los basajaun, señores de los bosques, eran genios de aspecto humano y gran estatura, cubiertos de pelo por todo su cuerpo. Vivían en lo más profundo de los bosques, defendían a los árboles y guardaban celosamente los secretos de la agricultura, la herrería... Estos secretos les fueron robados por un hombre, Martintxiki, por medio de argucias y engaños. Se cuenta que el basajaun fabricaba la sierra, no así Martintxiki que carecía de modelo. Deseando éste conocer el secreto, envió a su criado a anunciar que por fin había logrado hacer una sierra. Al oír esto el Basajaun le preguntó:
-¿Es que tu amo ha visto la hoja del castaño?.
- No la ha visto, pero ya la verá -. Contestó el criado, quien contó después a Martintxiki lo sucedido. Así se propagó por el mundo el secreto de la fabricación de la sierra y desde aquel día ni siquiera los basajaun han podido detener la aniquilación de su hogar, el bosque.

martes, 28 de abril de 2009

LOS CICLOS DEL MANZANO

TEJO DE PONTEDEUME EN PELIGRO



Nuestro amigo Manuel envía esta foto desde Pontedeume, el tejo centenario de los Tenreiro, se encuentra en este lamentable estado. Aún no tenemos datos suficientes para saber si la afectación se debe a una respuesta a la pavimentación u otras actuaciones sobre el entorno.

viernes, 24 de abril de 2009

LA FLOR DEL SERBAL

martes, 21 de abril de 2009

AGUACATE DE PORRÚA EN PELIGRO



El magnífico aguacate de Porrúa (Llanes), junto al museo, se encuentra en peligro. Una grieta en su tronco es el anuncio inminente del derrumbe que si se actua con celeridad podría evitarse, colocando postes que sostengan sus ramas principales. ¿Llegaremos a tiempo?

lunes, 20 de abril de 2009

CARTA ABIERTA A LOS AFICIONADOS AL BONSAI YAMADORI


El origen de muchos tejos como el de esta fotografía fue posiblemente un pequeño bonsai que tuvo que esperar y resistir décadas, quizá un siglo entero, antes de escapar al diente del ganado y desarrollarse plenamente.

UN TEJO ASTURIANO, EL BONSAI ESTRELLA.
Un ejemplar de 800 años de vida y 70 centímetros de altura protagoniza un congreso internacional en Murcia.
Titular de un artículo en el diario La Nueva España, 10 de abril de 2009

Aunque desde afuera, el mundo del bonsái pueda resultar desconocido y sorprendente, es obvio que para muchos resulta una forma de arte, de ocio o negocio, incluso todo esto al mismo tiempo y quizá mucho más. Sin embargo noticias como la anterior y la constatación de que existe una realidad paralela de expolio sistemático y creciente de árboles silvestres, nos exige denunciar los abusos, pero también explicar todo el daño que se está haciendo a algunos de los ecosistemas más frágiles de nuestro entorno y por ende a la propia reputación de los que practican esta disciplina.
Ciertamente en la montaña encontramos con cierta frecuencia árboles retorcidos y achaparrados que pese a su pequeño tamaño, llaman la atención por la belleza de sus formas. Son auténticas esculturas vivas, conformadas por las difíciles condiciones que soportan sobre la pura roca y bajo el continuo ramoneo de los herbívoros que no les permiten crecer normalmente.
La leyenda cuenta que fueron precisamente estos árboles silvestres, los primeros bonsáis que los monjes budistas empezaron a recoger para evitar su sufrimiento. Así desarrollaron la modalidad denominada Yamadori, que consiste en “recuperar” (utilizando el lenguaje del bonsái) los árboles silvestres para cultivarlos en pequeñas macetas. Desde entonces se ha venido practicando esta técnica a menudo con la idea de que se está salvando al árbol de aquel sufrimiento e incluso de la muerte.
La realidad es muy distinta. La presencia de estos viejos diminutos denota las dificultades de regeneración del bosque en los lugares donde se encuentran. La causa suele ser un desequilibrio en el que la vegetación apenas soporta el exceso de herbívoros (cérvidos y ganado doméstico principalmente) y responde con esta estrategia que consiste en arraigar profundamente y resistir, décadas, e incluso cientos de años, a la espera de una oportunidad. Para ello están especialmente dotadas las especies más longevas y sobrias como el tejo y otras coníferas, el boj, el acebuche… Cuando se produce un descenso de la presión (por ejemplo si el número de herbívoros salvajes o domésticos desciende por un aumento de lobos, una epidemia, abundantes nevadas…), los árboles lograrán elevarse por encima del diente de los animales. Dos metros son suficientes para comenzar a crear una copa que se expandirá permitiendo el desarrollo normal de un árbol que incluso terminará creando un profundo sustrato sobre la roca en la que se asentaba.
Comúnmente en estos enclaves castigados por el intenso sobrepastoreo y pisoteo, las posibilidades de supervivencia de las plántulas anuales son ínfimas y el bosque se renueva gracias a estos mecanismos que favorecen a los árboles más longevos y mejor adaptados. Son precisamente algunos de estos como el tejo o el acebuche, los que se han amparado en los últimos tiempos bajo el paraguas de las leyes y medidas de protección que se han ido adoptando ante la alarmante regresión, incluso exterminio, de sus poblaciones, debida a esas dificultades, pero también a la persecución que han sufrido a causa de su preciada madera y otros factores.
Por otra parte, el incalculable valor de ecosistemas como las tejedas, tanto a nivel científico como patrimonial, se debe muchas veces a la edad de estos bosques, pero sobre todo a su rareza y al hecho de que se consideran ecosistemas relictos, que han sobrevivido tan solo en reductos que mantienen condiciones ambientales favorables y están suficientemente apartados de la devastadora influencia humana. Hablamos incluso de algunos de los últimos refugios de la vida silvestre en todo el continente.
Por tanto cuando hablamos de recuperación debe quedar claro que podemos salvar un árbol rescatándolo del lugar donde pasa una carretera o la amenaza de una cantera es inminente. Pero en la montaña, la “recuperación” de bonsáis, es realmente un rapto que si se produce de manera constante y generalizada tiene efectos desastrosos para estos bosques.
De ahí que la noticia de un tejo bonsái de 800 años recuperado en la montaña asturiana hace dos años y presentado en el congreso de Lorca como estrella mediática, ha despertado no poco estupor e indignación, especialmente entre los que nos preocupamos desde hace años por el envejecimiento y la regresión inexorable de estos bosques.
Más tarde hemos ido recabando y contrastando información y comprobamos que en el mundo del bonsái hay verdaderos depredadores que se dedican a arrancar y expoliar este insustituible patrimonio natural para más tarde especular, invertir, incluso blanquear dinero. Por tanto la denuncia no es solo para el que arranca sino para el que compra, encarga o alienta de mil modos distintos esta práctica que no tiene nada de ética y casi siempre es además delictiva.
Proponemos por tanto una nueva forma de rescate y salvación de los árboles silvestres. Se trata de denunciar y aislar a los delincuentes profesionales y apartarlos de una afición o disciplina que no se merece esta lacra.

miércoles, 15 de abril de 2009

YAMADORI - BONSAIS ROBADOS??

Tejos ramoneados en la montaña asturiana.

En los propios foros del bosai se debate la ética de una práctica que bajo el nombre de Yamadori, esconde no pocas veces el simple expolio de bonsais que la naturaleza ha ido haciendo a lo largo de décadas, incluso siglos y que algunos "artistas" sin escrúpulos roban de la montaña.
No vamos a entrar a juzgar los valores de la tradición del bonsai, cuyos logros al margen del método, son de una indiscutible belleza. Pero los amantes de la montaña y la naturaleza silvestre no podemos dejar de denunciar el saqueo de estos ejemplares de belleza excepcional y de incalculable edad y valor, pese a su diminuto tamaño, que deben permanecer en su medio natural.
Si los rigores de las cumbres, el clima y el continuo ramoneo de los herbívoros han conformado estos magníficos bonsais naturales, nadie debería arrogarse el derecho a arrancarlos -con el elevado riesgo de muerte de los ejemplares que ello supone- y apropiárselos, exponerlos o comerciar con ellos.
Todo esto ha sucedido en el XXV Congreso Internacional de la Asociación Europea de Bonsáis, que se celebró en marzo en Lorca (Murcia)en el que la estrella fue un tejo "recuperado" (así se dice entre los expertos) de una montaña asturiana hace un par de años por un joven leonés aficionado a los bonsáis.
Lo que no se dice es que el arranque de tejos silvestres está expresamente prohibido por ley desde 2001 en la comunidad asturiana. Tampoco que la protección que el tejo tiene en muchas comunidades se debe a la escasez de esta especie en nuestras montañas y a la alarmante falta de regeneración que sufren sus poblaciones.
Las plántulas del año son pisoteadas y comidas de forma sistemática en el medio natural y son precisamente estos "bosais naturales", que han logrado resistir y arraigar profundamente en ambientes muy hostiles, los que logran en ocasiones escapar al diente de los herbívoros, si la presión disminuye lo suficiente como para que puedan formar una copa por encima de los dos metros de altura. No solo son bioindicadores de ese sobrepastoreo y condiciones de vida extremas sino que representan la última oportunidad de regeneración de bosques prácticamente extermidados, como las tejedas, avejentadas y castigadas también por la persecución secular que ha sufrido este árbol a causa de su preciada madera.
La moda Yamadori puede significar la última puntilla para algunas poblaciones y al margen ya de la ética y la estética de estas prácticas, es preciso recurrir a la pura y dura denuncia para evitar esta nueva modalidad de expolio de nuestro patrimonio natural.

martes, 14 de abril de 2009

ÁRBOLES SOLITARIOS


Los árboles han sido siempre par mí los predicadores más eficaces. Los respeto cuando viven en los pueblos y familias, en bosques y florestas. Y todavía los respeto más cuando están aislados. Son los solitarios. No como los ermitaños, que se han aislado a causa de alguna debilidad, sino como hombres grandes en su soledad, como Beethoven y Nietzsche. En sus copas susurra el mundo, sus raíces descansan en lo infinito; pero no se pierden en él, sino que persiguen con toda la fuerza de su existencia una sola cosa: cumplir su propia ley, que reside en ellos, desarrollar su propia forma, representarse a sí mismos. (Hermann Hesse, El caminante)

domingo, 12 de abril de 2009

domingo, 5 de abril de 2009

EL SENDERO DEL BOSQUE




Aparecerá aún
el lobo frente a ti.
(…)
Tómalo como hermano.
Pues el lobo conoce
el orden de los bosques.
(…)
Él te conducirá
por la ruta llana
hacia un hijo de rey
hacia el paraíso.


(Canto mortuorio rumano)