lunes, 22 de marzo de 2010

LA VOZ DE ÁFRICA

Escucho el grito doliente de los Ogoni:
lloran a los pájaros que ya no cantan al alba;
escucho los cantos fúnebres por los árboles
cuyas ramas se marchitan a la luz de las llamas de gas,
cuyas raíces yacen en tumbas estériles.
Los arroyos rebosantes ya no gorgotean,
su cosecha flota sobre aguas envenenadas por derrames de petróleo.

¿Dónde están los antílopes, las ardillas, las sagradas tortugas,
los caracoles, los leones que recorrían esta tierra?
¿Dónde están los cangrejos, los caracoles marinos, los berberechos, las gambas
y todos los que encontraban un santuario en los bancos de barro,
bajo las raíces protectoras de los mangles?

Escucho en mi corazón los aullidos de la muerte
en el aire contaminado de mi amada tierra;
entono un canto fúnebre por mis hijos,
por mis compatriotas, por su progenie.

poema del novelista nigeriano Ken Saro Wiwa, que fue condenado a muerte y ejecutado en su país, en 1995

jueves, 11 de marzo de 2010

EL ÁRBOL DEL AMOR



«El árbol que andas buscando a veces se llama “sol”, o también “lago”, o “nube”. Pero también puedes llamarlo “mar”, “arena” o “viento”. En cada uno de ellos encuentras el árbol de la vida.

Lo que te ha engendrado está producido por otro, y así sucesivamente. Lo que tú llamas “padre”, para otro es “hijo”. Si te atienes a los nombres pierdes de vista el Uno. Los nombres son muchos, mientras que el Uno es único. Ese es el árbol que estás buscando. Te has tomado tu misión al pie de la letra, por eso has fracasado. Así fue como descubrió las raíces del árbol, buscando en su propio corazón». Rumi

lunes, 8 de marzo de 2010

SAXIFRAGA

jueves, 4 de marzo de 2010

ENREDADERAS

miércoles, 3 de marzo de 2010

RAÍZ INFINITA

martes, 2 de marzo de 2010

YEDRA, EL BOSQUE QUE CAMINA

YEDRA, LA DAMA DEL BOSQUE




A lo largo de muchos años hemos ido viendo esta hiedra abrazando el tronco del viejo tejo y conviviendo con él. Una imagen emblemática de coexistencia que alguien ha quebrado creyendo sin duda que hacía un gran bien al árbol liberándolo de la "malvada" hiedra. Si este bienhechor se hubiera preocupado de mirar alrededor hubiera comprendido que hacía un flaco favor a la selva que lo cobijaba. Además de su fuerza estética, la hiedra tiene un papel fundamental en estas biescas, en las que cada árbol tiene su enredadera sin que ello suponga ningún problema de conservación. Todo lo contrario, el ritmo cambiado de esta enredadera que frucifica en primavera, facilita la existencia de poblaciones de aves que en esta época tienen poco alimento disponible. Son los mismos pájaros que resultan fieles aliados del tejo y su cortejo de árboles y arbustos, diseminando en otoño sus semillas. Lo mismo sucede con las flores que alimentan a los fecundadores del bosque en la difícil época otoñal en la que la yedra florece con profusión.