jueves, 15 de septiembre de 2011

LA ALARGADA SOMBRA DEL EUCALIPTO

CRÓNICAS DEL PLANETA APOCALIPTO

PEDIDO Convocatoria urgente para terminar con el financiamiento del establecimiento de plantaciones de eucaliptos y pinos en Mozambique A todos los interesados: En años anteriores, la Diócesis de Västerás, la Iglesia Luterana de Suecia y la Iglesia Luterana de Noruega, han estado invirtiendo grandes sumas en la expansión de las plantaciones de monocultivos de pinos y eucaliptos en el centro y en el norte de Mozambique a través de las compañías Chikweti Forests de Niassa, Tectona Forests de Zambezia, Ntacua Florestas de Zambezia y Florestas de Messangulo. Para financiar estos proyectos en gran escala, la Diócesis de Västerás en Suecia, la Iglesia Luterana de Suecia y la Iglesia Luterana de Noruega fundaron el “Global Solidarity Forest Fund – GSFF” (Fondo Forestal de Solidaridad Global). Este fondo de capital privado con sede en Suecia es supuestamente un fondo de inversión ético centrado en el establecimiento de plantaciones madereras industriales en el sur de África. El Fondo de Pensiones Holandés ABP y otras instituciones también han invertido en este Fondo. Contrariamente a las declaraciones oficiales del GSFF, quisiéramos llamar su atención al hecho de que muchas de las plantaciones de monocultivos de árboles en cuestión, son plantadas en tierras cultivables fértiles en áreas rurales, tierra usada principalmente por las comunidades locales -que tienen el derecho consuetudinario sobre estas tierras- para agricultura de subsistencia en pequeña escala. Por lo tanto, la utilización de esa tierra para agricultura es vital para la seguridad alimentaria de esa gente. Además de ello, los bosques están siendo cortados a un ritmo alarmante, para dejar el camino libre para las plantaciones de árboles, lo que tiene un serio impacto en la seguridad alimentaria y en la biodiversidad de dichas áreas. Además, los problemas con el agua aumentaron luego del establecimiento de las plantaciones de eucaliptos de Ntacua Florestas en el año 2008 debido al consumo excesivo de agua por parte de estas especies exóticas - cada eucalipto consume al menos 50 litros de agua al día. La disponibilidad de agua en la zona rural de Mozambique donde sólo un 42% de la población tiene acceso a fuentes de agua potable es un recurso muy valioso y escaso, que está empeorando según han denunciado varios integrantes de una comunidad de la Provincia de Zambezia. Las plantaciones de Ntacua Florestas de Zambezia, contrariamente a las promesas de la empresa, no aumentan la seguridad laboral en las áreas afectadas. Luego de deforestar y plantar los árboles, no hay mucha necesidad de trabajadores en las plantaciones, salvo para unos pocos guardias de seguridad.
Las pocas personas que son empleadas en las plantaciones -como en el caso de Zambezia y Niassa- sufren de muy malas condiciones de trabajo, como por ejemplo, reciben salarios inhumanos que están generalmente por debajo del salario mínimo en Mozambique, carecen de medios de transporte adecuados, y existen grandes diferencias en el ingreso percibido y las condiciones laborales entre los empleados “blancos” y “negros”. Una vez empleados, no tienen tiempo disponible para practicar la agricultura para sus familias lo que afecta la seguridad alimentaria. Es irresponsable que una institución religiosa, que debería poner especial énfasis en factores sociales en todas sus operaciones, explote a propósito comunidades empobrecidas para obtener ganancias. Estableciendo estas plantaciones madereras industriales en gran escala, las iglesias destruyen la futura posibilidad de la agricultura en pequeña escala, debido a la destrucción de campos, los machambas, y a la degradación masiva del suelo causada por las plantaciones de monocultivos. Esto es devastador para las comunidades afectadas, ya que el 80% de la población económicamente activa trabaja en la agricultura y depende directamente de la agricultura de subsistencia para su alimentación y la de sus familias. Por lo tanto, la utilización de esa tierra para agricultura es vital para la seguridad alimentaria de esa gente. La falta de solución a estos problemas ha llevado a situaciones extremas como lo fueron los conflictos sucedidos en la Provincia de Niassa donde agricultores desesperados y enojados han destruído las plantaciones de árboles . No ha existido una debida consulta con las comunidades locales. En la mayoría de los casos, el proceso de consulta pública ha sido solamente un simulacro. En vez de informar a las comunidades sobre las ventajas y las desventajas de las plantaciones madereras industriales, solamente dijeron mentiras a las comunidades con respecto a que su implementación llevaría a la seguridad alimentaria y a la mitigación de la pobreza. En algunos casos ni siquiera se pidió autorización a las personas antes de plantar árboles en las tierras que utilizaban. En resumen, el establecimiento de plantaciones en esas áreas tendrá terribles consecuencias a largo plazo para la población local, tal cual ha sucedido en otros países del Sur donde se han establecido y como también ha sucedido en el país vecino Sudáfrica -debido a la degradación de suelo fértil, a la sequía de los recursos hídricos, a la invasión de los árboles de eucaliptos y pinos en campos adyacentes a las plantaciones y a la pérdida de medios de vida sustentables. La destrucción en gran escala de la vegetación indígena continuará teniendo un gran impacto sobre la biodiversidad vital y el ecosistema integrado, y las comunidades ya no se beneficiarán de los servicios naturales suministrados por los bosques indígenas. Por esas razones, los objetivos establecidos de las organizaciones financiadoras, que incluyen reforestación, restablecimiento y manejo responsable, ¡no serán alcanzados! Todo lo contrario, las personas están siendo privadas de su tierra en base a promesas vacías de generación de empleos y mitigación de la pobreza. Mientras tanto, la frustración, el enojo y la desesperación han aumentado en las comunidades que ya han sufrido mucho en décadas anteriores. No vemos la razón por la cual las instituciones religiosas y otros fondos de inversión invierten el dinero de sus miembros en proyectos que explotan a los más pobres entre los pobres. Por lo tanto, exigimos una finalización inmediata al apoyo de más establecimiento y expansión de plantaciones de monocultivos de árboles en Mozambique. Y solicitamos que las instituciones responsables promuevan el restablecimiento y rehabilitación de la ya afectada tierra cultivable. Atentamente,
Movimiento Mundial por los Bosques (Uruguay)
http://www.wrm.org.uy/inicio.html

martes, 13 de septiembre de 2011

LOS HOMBRES QUE NO AMABAN A LOS ÁRBOLES




Cuando el 24 de agosto, cayó el viejo roble de San Lázaro en San Roque del Acebal (LLanes – Asturias), cayeron siglos de historia de un robledal del que éste ejemplar era el último testigo. Se ha especulado desde entonces si fue ayudado a caer porque pudiera estorbar en los trabajos de la Autopista del Cantábrico que se desarrollan a 50 metros del árbol. No me atrevo a dar un diagnóstico concluyente, pero después de ver cómo van cayendo los viejos, uno tras otro, siempre antes de tiempo, víctimas de todo tipo de maltratos y barbaries de quienes no pueden entender estos gigantescos ejemplares más que como un estorbo para sus planes y proyectos, es difícil no pensar de nuevo en el género humano como verdugo de esa mole de madera y ramas que hoy yace desparramada en un prado.
Recientemente se había incluido en un catálogo de “Árboles singulares del concejo de Llanes”, sin duda por méritos propios. Pero en vista de lo que sucede con este y otros árboles como los declarados Monumento Naturales en Asturias, se diría que estos inventarios se hacen para ir tachando poco a poco los que caen, como digo “antes de tiempo”, pues aunque siempre haya quien encuentre causas naturales como el viento o la lluvia, casi siempre podemos encontrar las verdaderas causas, a poco que indaguemos en la historia reciente de cada ejemplar.
Lo primero que llama la atención a quien quiera visitar los restos, es que justo en la base, las raíces tienen restos de madera y corteza carbonizados y aún huele a chamusquina como si se tratara de un fuego reciente. En el lado norte, pueden verse unos ladrillos macizos semienterrados justo al lado del tronco, cuya finalidad no conocemos pero que en todo caso debieron cercenar hace ya años importantes raíces, como las que pueden verse podridas en el sistema radicular, bastante escaso para un árbol de éste tamaño. Pero lo que es difícil de entender es que a 50 metros una máquina pilotadora esté excavando los profundos cimientos que servirán de base a las columnas de autopista que se están construyendo allí mismo y que las obras discurran a tan nimia distancia con todo el trasiego de monstruosas maquinarias: apisonadoras, camiones, excavadoras… que sin duda han contribuido en gran medida a acelerar el fin de este auténtico gigante.
Quienes lo conocimos y visitamos en vida, no podemos dejar de sentir, a través del árbol, el fin de toda una era. Fernando Fueyo, el mejor pintor de árboles que conozco, me confesó desolado que durante décadas contempló y fue presentando el roblón a sus amigos con el orgullo de quien ha descubierto un nuevo mundo. Desgraciadamente abundan los hombres que no aman a los árboles y siempre encuentran alguna justificación para su caída. “Llovió toda la tarde”, escuché decir a un paisano como explicación del fin de un árbol que vivió decenas de miles de lluvias. No sé si hay un culpable que haya procurado el derrumbe del coloso con malas artes, pero lo que sí está claro es el absurdo de todo lo que ha ido sucediendo alrededor de este roble hasta llegar al punto de construirle una autopista adosada. Quizá, pensarán de nuevo los hombres que no aman a los árboles, ha decidido tirarse.
Pero en la cultura de los lacandones, gente que sí quiere a sus árboles, se cuenta que cuando el dios Hach akyum hizo el cielo y la tierra, sembró al mismo tiempo estrellas y árboles y desde entonces cuando cae un árbol, una estrella cae en el cielo. Todo está unido en la tradición lacandona, según contaba el líder Chankin Viejo y cuando caiga el último árbol los dioses no tendrán más alimento.