lunes, 28 de abril de 2014

MONUMENTOS NATURALES POR LOS SUELOS

En una de las inolvidables viñetas de El Roto, dos ingenieros junto a un bosque. Uno de ellos confiesa: “A los árboles hay que cortarlos desde pequeñitos, luego crecen y hacen reivindicaciones”. Parece que esta idea la han entendido bien desde el Gobierno de Asturias. Tras la caída de la Fayona d’Eirós y la pérdida de una gran parte del Tejo de Pastur, vemos como se desmorona el Rebollo de Bermiego, otro de los 10 árboles declarados Monumento Natural en la región. Es cierto que son viejos y el fin de todo lo vivo es inevitable. Pero el desolador estado del resto de este mínimo catálogo, revela bien a las claras el absoluto desinterés y la incapacidad de sus gestores. Sin ir más lejos, el Texu de Bermiego, tiene graves problemas causados principalmente por la compactación del terreno, mientras el de San Martín de Salas se está secando. Seguramente la política de salir del paso y mirar hacia otro lado que vienen practicando estos inútiles integrales, es muy efectiva para continuar en sus asientos. Pero resulta demoledora cuando hablamos de patrimonio y conservación y en todos los años que llevamos viendo las mismas caras, tan sólo hemos presenciado la degradación continua de patrimonios naturales únicos como las Tejedas del Sueve o la pérdida de estos árboles monumentales que cada día presentan una imagen más desoladora, víctimas de malos tratos y olvidos de toda índole. Si estos son los declarados, cabe pensar que está ocurriendo con los que no han tenido esta “suerte”. Como homenaje al árbol caído y como denuncia pública, quiero transcribir un fragmento del texto sobre este Roble de Bermiego, que forma parte de la ponencia que presenté en ocubre de 2011 en el Congreso de árboles históricos de Sintra: “…durante una visita a Bermiego, tuvimos ocasión de contemplar una vez más el maltrecho Rebollo. Salíamos ya del pueblo cuando nos detuvo la abuela Caridad, saludando afablemente. Caminamos juntos un buen trecho y para nuestra sorpresa nos contó que para los vecinos de Bermiego, el árbol más importante no es el famoso Texu sino el viejo Rebollo de la plaza al que se tenía una especial estima porque a su alrededor se celebraron antiguamente el conceyu y la fiesta. Muchos paisanos de la aldea tuvieron que emigrar en otros tiempos a Buenos Aires y antes de marchar, se despedían abrazando con lágrimas en los ojos al viejo Rebollo y cuando escribían, preguntaban siempre en sus cartas por el árbol que sin duda representaba el alma palpitante, verde y viva del pueblo. (…) Curiosamente el olvido o abandono han propiciado el fin de toda esta cultura y tienen un fiel reflejo en el estado de muchos de estos árboles que como el Rebollo de Bermiego agonizan lentamente y han pasado de presidir con su colosal presencia los pueblos y el paisaje circundante, a ofrecernos una imagen patética de decadencia. Justo al lado de la capilla de San Antonio y la pequeña plaza, en el centro mismo del pueblo, el Rebollo de Bermiego ha sufrido numerosas calamidades, entre otras las podas salvajes que lo han mutilado, el corte de raíces para construir una casa cercana (desde entonces entristeció, nos cuentan en el pueblo) y las quemaduras que algunos atribuyen a los rayos y otros al incendio de la casa de al lado que habría alcanzado al árbol. En cualquier caso fue declarado Monumento Natural el 27 de abril de 1995, pero como sucede a menudo con las administraciones irresponsables con este patrimonio, podemos ver en el estado del árbol, los resultados de una gestión chapucera y obsoleta. Carteles y losetas de piedra colocados a los mismos pies del árbol, sellado de las heridas con betunes que hace demasiado tiempo se demostraron perjudiciales y un descuido total del entorno inmediato, son síntomas reveladores y constituyen todo un ejemplar compendio de lo que no debe hacerse en la gestión de estos árboles monumentales.” Tan solo queda añadir que, a este paso, en unos años no habrá más árboles protegidos bajo la figura de Monumento Natural, pero, si no hacemos nada por remediarlo, continuaremos escuchando las mismas promesas de estos mismos políticos a quienes la naturaleza, los árboles y nosotros mismos, les importamos un pimiento.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Es espantoso y triste ver que no se ocupan de las maravillas naturales e irrepetibles que tienen. Desde luego los políticos no tienen sentido ni sensibilidad

DIGÁMOSLO ASÍ dijo...

No le conocía a usted de nada ni he leído ninguno de sus libros, solo esta y otras entradas en su blog antes de ayer. he estado buscando la raíz y la memoria allá donde he ido y la busque tanto que olvidé lo que soy. Pero he tenido un hijo he plantado árbol y he vuelto. Al leerle he recordado algunas cosas y he llorado por dolores de antaño. Y por el irrefrenable vértigo que le ha tocado vivir a mi familia y a mi pueblo. Mis abuelos se están yendo. Tengo dos. La abuela materna y el abuelo paterno. Los abuelos de mis amigos se están yendo. Nuestros abuelos son también los últimos árboles. Temo el día que no estén y lo espero con alegría. Voces por los castañares los días de verano, el olor de la hierba seco en las tenadas, las regueras que bajaban hasta el valle de Tamón con sus molinos, el negrillo que daba sombra al llagar de Ángel de Ramona tumbado hoy encima de su sombra, el cantar de mi tatarabuela Ramona aire aire allá riba ena montaña ay remeremende. … Se que cruzaré la ponte grande otra vez y caerá una noche como no he visto y nada recordaremos. Solo oscuro. Los tecnócratas me alegan siempre que todo es hombre, pero se ha perdido la medida el pulso el porte del hombre. Nos lo han robado todo. O lo hemos vendido. No lo se. El agua de las fuentes el aire prístino de la mañana la sombra del negrillo en el llagar y la canción.
Nací en Santiago del Monte. De niños jugábamos al lado de un carbayón centenario hoy tan herido maltrecho y olvidado
Me hice mi primer esguince por subir y luego saltar. Tengo 36 años y muchos esguinces por saltar fuera de su cobijo, pero les juro que había algo de pueblo en mi pueblo aún. Era un árbol frondoso y fuerte lleno de dignidad y aún resiste después de tanto descuido y por abril en el horcajo de ramas que le dejaron brotan aún sus hojas
Mi abuelo cuenta que había dos y que el mas grande y bello no resistió los envites de un cura de posguerra. Lo quería quemar para calentarse la panza. Aunque también cuentan que se le quitaron las ganas y el frió después de que Aurelio Pepe Arenas el labrador mas cabal y completo del pueblo le hiciese una visita al muy ladrón.
Al que queda y del que adjunto la foto acabaron de darle sepultura, a parte de las dos carreteras que le circundan unos sabios de la capital. Técnicos como eran.
Le inyectaron, para taparle el hueco, espuma de poliuretano como para una boda y lo coronaron como a un pobre payaso con una caperuza de metal. Nadie del pueblo hemos sido tenido los arrestos de quitársela. Cuando la espuma seco rajo una de sus grandes ramas (expuesta por cierto en un parque de nuevo cuño) a los dos años era el orquillo que podéis ver.
Quiero darle las gracias y compartir a viva voz que es usted para mi padre desde ayer, padre y parte y abuelo de mi hijo por gracia de los árboles.
Gracias de parte del cabayón de Santiago que como al arbol la rama se le ha caído el apellido de Monte por los suelos
Espero darle la mano a la sombra un día
Gracias de todo corazón, amigo.

DIGÁMOSLO ASÍ dijo...

no encuentro la forma de adjuntar la foto, discúlpenme. Les pongo a continuación un enlace
http://es.wikipedia.org/wiki/Santiago_del_Monte

DIGÁMOSLO ASÍ dijo...
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